El dinero, el único Dios verdadero

Tras ver esta serie lo primero que se me vino a la cabeza fue aquella canción de Sabina que no recuerdo cómo se llama, pero que le da título a la entrada de hoy. Igual que siempre, no encontrarán aquí un anime de temporada reciente, sino uno que fue estrenado hace algunos años y del que yo no había escuchado nada hasta ahora. Este es el turno de [C]: The Money of Soul and Possibilitly Control, transmitida en el espacio de NoitaminA, y ya saben que, según los japos, mientras mas largo sea el nombre, «más buena» es la serie.

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Sinopsis

Yoga Kimimaro, un chico universitario que viene de un hogar roto, desea un futuro en el que pueda vivir cómodamente con una familia y un empleo estable, aunque con la situación económica actual de Japón incluso un sueño sencillo como ese parece difícil de alcanzar. Sin embargo, un extraño hombre le ofrece a Kimimaro la posibilidad de incrementar sus ingresos convirtiéndose en empresario del Distrito Financiero, el cual tiene una muy particular manera de hacer negocios.

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• Título: [C]: The Money of Soul and Possibilitly Control
• Género: acción, misterio, ciencia ficción, psicológico
• Director:  Kenji Nakamura y Noboru Takagi (guión)
• Año de emisión: 2011
• Estudio: Tatsunoko Production
• Episodios: 11

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Suena un poco estúpido hacer una reseña de un anime que en realidad no sé bien cómo explicar, y aunque el argumento no se le asemeja en nada, pondré de ejemplo que es casi como tratar de explicar Evangelion. Pero empecemos por el principio (dah).

El Distrito Financiero no es lo que uno se imagina al escuchar el nombre, sino que se trata de una dimensión paralela que controla el flujo del Dinero de Midas, unos billetes negros que afectan el mundo real. A cada nuevo empresario se le entrega una tarjeta de crédito (o débito, no estoy segura) con un considerable préstamo inicial, aunque el Banco de Midas tomará su futuro como garantía y la única condición es que el empresario (Entrepreneur, o entre, para abreviar) debe cerrar tratos con regularidad para mantener el flujo de dinero.

Hasta aquí parece aburrido ¿Cierto? Pero esto es un shonen después de todo (o al menos lo es a ratos), por lo que los tratos que se cierran en el Distrito Financiero (D.F. y disculpen si eso suena raro para mis compatriotas mexicanos) son combates. ¿Y cómo rayos se hacen combates en el mundo de las finanzas? Pues resulta que cada tarjeta de crédito viene con ¡un pokemon! Bueno, una criatura, la cual es el «activo» con el que los entres realizarán sangrientos combates en tiempo limitado. Los ataques son, por supuesto, el propio dinero del entre y gana aquel que pierda la menor cantidad durante el duelo.

No obstante, existe el riesgo de que el perdedor termine en bancarrota y ahí es en donde acaba el juego, pues será expulsado del D.F. y su pérdida tendrá graves consecuencias en el mundo real. No olvidemos que los entres prácticamente hipotecaron su futuro para participar en aquellos singulares negocios y el Banco no cejará al reclamar dicha garantía. El concepto de futuro es diferente para cada persona, pero al ser tan indeterminado puede afectar a terceros de una forma inimaginable.

Así, Kimimaro y Mysu (su pokemon activo, la chica de rojo con cuernos) deberán abrirse camino en el difícil mundo de las finanzas, descubriendo a la vez los oscuros secretos que guarda aquella misteriosa dimensión y los otros empresarios.

Money makes you happy!

Lo sé, es casi para reírse. Al ver los capítulos iniciales creí que se trataba de una serie estilo Pokemon con un trasfondo un poco más adulto. Pero debo decir que al final me dejó una sensación parecida (no igual, solo parecida) a lo que sentí después de ver Madoka o incluso de la ya mencionada Evangelion.

Cuesta un poco (o bastante) seguirle la pista al principio, ya que si no estás familiarizado con términos como «bienes», «inflación», «inversión» y en general con el mundo de la economía y finanzas no tendrás ni puta idea de lo que están hablando, y en realidad esto no mejora al avanzar la serie. Lo que sí pude notar al transcurrir de los capítulos fue que todos estos términos se utilizaban más bien en un sentido metafórico, simbólico, no solamente es dinero de lo que hablamos, pero a la vez sí lo es.

Las palabras clave están en el mismo título: Money of soul, literalmente «Dinero del alma«, no al revés. Así pues, la serie explora el significado de algo tan ambiguo como lo es el dinero y el impacto que tiene en la sociedad y en el individuo; cómo el valor otorgado a un trozo de de papel concede poder y se convierte el verdadero motor de la humanidad, a la vez que sondea la percepción de lo que uno considera «valioso» en su vida y su futuro. Incluso la batalla final trata de averiguar qué es más importante proteger, si el presente o el futuro. Claro que esto no excluye que la serie también tenga sus buenas críticas para el capitalismo y sus derivados.

A todo esto le sumamos, además, los numerosos simbolos cabalísticos y alquímicos esparcidos por todo el D.F. y sus billetes, mientras que las tarjetas de los entres vienen en cuatro versiones diferentes y guardan cierta relación con las cartas del tarot, con lo cual la serie puede ser apreciada desde otros ángulos.

Ciertamente su apartado técnico es cuestionable. Abusa un poco del CG, pero en general con la animación digital no tuve mayor problema, aunque no puedo decir lo mismo del dibujo en 2D. La calidad de este último tiene constantes subidas y bajadas y una de las fallas más básicas fue la desproporción que sufrían la mayoría de los personajes en más de una ocasión. Sin embargo no es un impedimento para disfrutar la serie y el dibujo es decente la mayor parte del tiempo.

Perder dinero duele mucho…

Ahora que en el apartado sonoro… se podría decir que está bien. No tiene muchos temas, pero suelen agregar cierto impacto a escenas en donde solo hay diálogo, mientras que una o dos piezas hacen de las batallas algo que roza lo épico. La canción que a mi parecer hay que resaltar es High Heel Shoes in Pink, con un sonido que recuerda a los años treintas y cuya letra le aporta un significado un poco más profundo al ya de por sí confuso final. El opening, por otro lado, puede parecer nada del otro mundo, pero resultó ser condenadamente adictivo e incluso me atrevería a decir que es bastante creativo, al grado de que no pasó un solo capítulo en donde no lo viera completo.

En fin, esta serie es mucho más de lo que aparenta. Como todo, tiene hartos pros y contras; por un lado hay bastantes huecos argumentales, plantea más preguntas de las que responde, tiene un extraño y agridulce final abierto y abarca demasiados temas para la reducida cantidad de capítulos en su haber, pero también tiene una trama original e inteligente que da lugar a la reflexión, ligeras pinceladas de romance y uno que otro guiño a temas más rebuscados como la religión, dando como resultado un anime en lo absoluto convencional.

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En resumen, [C] (no pienso escribirlo completo) se presta para más de una interpretación. No es la mejor serie y definitivamente no es para todos, pero aunque personalmente no me encantó y probablemente nunca la vuelva a ver (aunque yo recomendaría una segunda vista para aclarar algunas cosas), bien vale la pena darle una oportunidad, pues con todo y sus fallas es imposible que deje indiferente a alguien.