El piano del bosque

Hace relativamente poco hubo una especie de invasión de películas y cortometrajes de animación japonesa en la mayoría de los blogs que sigo. Bien dicen que las grandes mentes piensan igual, pero aunque la mía no es grande ni muy pensante, ya tiene bastante que no traigo una película por estos lares, así que para seguir en la misma onda decidí revisar la gigantesca lista de películas pendientes y después de una cuidadosa y exhaustiva selección (ya saben, arrojé una moneda) ésta fue la ganadora de la reseña de hoy.

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Sinopsis

Suuhei Amamiya es un tímido estudiante de primaria que desea convertirse en un reconocido pianista como su padre. A pesar de su entusiasmo inicial al mudarse de Tokio a una ciudad en las afueras, el chico se convierte en el objetivo de los bravucones de su nueva clase, quienes al descubrir sus aspiraciones le retan a una prueba de valor, la cual consiste en internarse en lo profundo del bosque para tocar un viejo piano abandonado del cual se rumorea está embrujado, pues aunque no produce sonido alguno, por las noches puede escucharse la melodía de un piano. Es entonces cuando Kai Ichinose, el muchacho pobre de la clase, interviene asegurando que aquel piano sí funciona y le propone a Suuhei ir juntos al bosque para demostrárselo.

Una vez en la arboleda, Suuhei no solo comprueba que efectivamente hay un piano ahí, sino que además se sorprende al ver que, aunque él mismo lo intenta, Kai es el único que puede hacer sonar sus teclas. ¿Cuál será el secreto de aquel piano? ¿Y por qué solo funciona cuando es Kai quien lo toca?

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• Título: Piano no Mori
• Género: Música, drama, recuentos de la vida.
• Staff: Makoto Isshiki (guión), Masayuki Kojima (dirección)
• Año: 2007
• Estudio: Madhouse
• Duración: 101 min

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Comienzo a pensar que, cuando de películas se trata, a veces es mejor no saber absolutamente nada de ellas antes de verlas. Con este filme tuve una experiencia parecida a la de la última película reseñada aquí; estaba guardada en una de esas carpetas olvidadas y por título tenía apenas unas iniciales que no me decían mucho, de modo que la vi sin saber con qué me iba a encontrar. Aún así, me sorprendió un poco que, siendo el piano mi instrumento favorito, esta deliciosa película haya pasado desapercibida para mí hasta ahora.

Piano no Mori (a veces traducido como El piano del bosque, El bosque del piano o El mundo perfecto de Kai) comenzó como un manga creado por Makoto Isshiki en 1998, iniciando su publicación en la ya extinta Young Magazine Uppers y reanudando su serialización en la Weekly Morning en donde aún continúa, habiendo recopilado un total de 25 tomos.

El argumento sigue la amistad que entablan Kai (quien resulta ser el verdadero protagonista) y Suuhei al descubrir que ambos comparten la misma pasión por el piano a pesar de provenir de mundos diametralmente opuestos, pues mientras Suuhei es un chico reservado y adinerado que se dedica en cuerpo y alma a sus duras lecciones para seguir los pasos de su padre, Kai es el extrovertido hijo de una prostituta de los barrios bajos que ha aprendido de manera autodidacta y por diversión luego de hallar aquel piano en el bosque, el cual ha reclamado como suyo por ser el único que puede hacerlo sonar con una extraordinaria habilidad.

Al haberse instruido en el arte del piano sin reglas ni estrictos profesores que lo limiten, Kai posee un estilo plenamente libre y salvaje que consigue conmover el corazón de quien sea que le escuche tocar, de modo que aunque Suuhei lo considere su mejor amigo, también verá en él a un poderoso rival que le llevará a replantearse lo que el piano significa en su vida, sin saber si será capaz de superar sus indómitas interpretaciones. A ellos se les unirá Ajino-sensei, un pianista retirado que ahora enseña música en la escuela de los niños sin mucho esmero; no obstante tras escuchar el piano de Kai encontrará un nuevo propósito en su vida.

Si bien hay infinidad de argumentos que versan de lo mismo (me viene a la mente Nodame Cantabile o la más reciente Shigatsu wa Kimi no Uso), esta película destaca por desvelar de manera sublime la mente de un músico, sus sensaciones y el mundo que ellos mismos crean a la hora de interpretar sus melodías en apenas una hora y media, ya que a pesar de que el inicio es un tanto lento y fantasioso —y ojo, con esto NO quiero decir aburrido— antes de que uno se de cuenta ya está totalmente sumergido en la trama, en donde la verdadera magia es la música y cómo a través de esta se conectan corazones sin importar la edad o la clase social.

En cuanto a personajes, tanto principales como secundarios, conforman otro de los puntos fuertes de la cinta, ya que veremos como cada uno hace frente a las adversidades y a sus propios demonios armados únicamente con su entusiasmo por el piano, aunque esta sea una batalla de la que no siempre saldrán airosos. Sin embargo aún contando con momentos considerablemente dramáticos, el mensaje que transmite es de optimismo y superación, todo perfectamente equilibrado en un argumento que a pesar de dejar un par de cabos ligeramente sueltos, disfruta de un magnífico final (en serio, es espléndido) que deja un inmejorable sabor de boca.

Para tratarse de un filme con sus buenos años encima, Madhouse hizo un trabajo excepcional en el apartado visual, creando una atmósfera perfectamente ambientada para la trama, con una animación suave, detallada, en donde los colores terrestres predominan y exquisitamente acompañada de una banda sonora colmada de temas de Beethoven, Mozart y Chopin. Es técnicamente impecable.

Y claro, después de tan suculenta película no pude evitar echar un ojo a la obra original, la cual fue galardonada con el premio de la categoría de manga en el Japan Media Arts Festival en 2008.

El arte varía bastante en ambas versiones, ya que en el manga el dibujo es mucho más sencillo (redondeado, por llamarlo de alguna forma), aunque abundante en detalles, mientras que los personajes tienen una apariencia mucho más estilizada en la adaptación animada, la cual abarca los primeros cinco tomos del manga, por lo que en cierta forma omite unos cuantos pormenores (y bastante dramatismo) que en realidad no interfieren en el desarrollo de la historia, pero sí que le aportan riqueza a la trama en general.

Mozart everywhere!

Hablando en conjunto, la película podría considerarse como una introducción a Piano no Mori, pues aunque es perfectamente disfrutable por sí sola, la obra original sigue la vida de Kai y Suuhei hasta la edad adulta y a muchos otros personajes que se vieron hechizados por las bellas melodías de Kai. 

El manga da para una entrada dedicada a él solo, pero si alguno quisiera darle una oportunidad (que, por su puesto, sería bien recompensada por la calidad argumental), corre el rumor de que Isshiki ha comenzado el arco final en agosto de este año, de modo que si son como yo y detestan la demora, este podría ser el momento ideal para comenzarlo. Y como dato curioso, se cuenta que el autor ideó esta historia mientras escuchaba a Stanislav Bunin ganando el International Frédéric Chopin Piano Competition de 1985.  

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Personalmente he quedado fascinada con esta cinta; cuenta con todos los elementos para ser altamente recomendable: personajes carismáticos y entrañables, una animación sorprendente, un argumento tan gratificante como motivador y melodías que deleitarán a los oídos más exigentes; en fin, es una película cautivadora que ningún amante de la música debería perderse.