Partner

Me va a dar un infarto… pero de los buenos. Estas últimas semanas he estado a dos pasos de volverme loca por aquello de que decidí renunciar a mi trabajo para dedicarme por completo a terminar la condenada tesis (y estoy segura de que lo lamentaré dentro de poco), pero como me dio remordimiento abandonar un proyecto a medias pensé que sería mejor terminarlo antes de marcharme. Lo malo es que, al saber que me quedaría un poco más de lo planeado, mis jefes han decidido explotarme aprovecharme al máximo antes de mi último día y el trabajo me ha robado tanto tiempo que no me di cuenta de que ¡Hay un centenar de conejos en la madriguera! 

Tal vez piensen que es una tontería emocionarme tanto, pero saber que hay más de 100 personas que visitan este espacio y que algunos incluso se toman la molestia de dejarme un comentario me hace la persona más feliz del mundo. No saben lo agradecida que me siento con todos. ¡Gracias infinitas!

Bueno, saltitos emocionados aparte, como me he sentido un poco saturada estos días, imaginé que una lectura ligera sería ideal para despejar la mente ¿Y qué hay más ligero que un manga shōjo escolar? En especial si el manga viene aderezado con el encantador sentido del humor de Miho Obana, a quien seguro reconocen por su famosa serie Kodomo no Omocha.

Pero a mí la suerte no suele sonreírme muy seguido y mis decisiones nunca son del todo acertadas, así que en lugar de un manga ligero resulta que lo que me leí es probablemente la obra más oscura y psicológica de todo el repertorio de esta autora, de modo que antes de seguir debo advertirles que no se dejen engañar como yo por los tonos apastelados y las burbujas con brillitos de las portadas de este título, por que de ligero y pasteloso no tiene ni un pelo.

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• Título: Partner
• Autor: Miho Obana
• Génenro: Ciencia ficción, drama, horror, misterio, psicológico
• Año: 1999
• Volúmenes: 3
• Estado: Finalizado

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Miho Obana no es precisamente una desconocida, pero le tengo especial cariño no solo por ser la autora de uno de mis mangas favoritos (Oh, sí, adoro cada una de las páginas de Kodocha), sino porque aunque sus obras son relativamente sencillas, suele llenarlas con temas considerablemente maduros que a primera vista pueden verse un poco opacados por la comedia, pero en cuanto uno revisa la trama con atención advierte que los dramas que maneja esta mujer en realidad estrujan bastante el alma (nada más échenle un ojo a Pochi ¡Es duro como pocos!)

Aún así, sus títulos no dejan de ser simpáticos, tiernos, «para niñas» o como quieran llamarle, así que solo puedo decir que con Partner, Obana rompió el molde. Sin embargo, como la mayoría de sus trabajos, el que hoy nos ocupa también fue publicado en la revista Ribon, especializada en contenido para el público femenino adolecente.

Debo decir que, por mucho que me gusten sus obras, con el estilo de dibujo de esta autora tengo sentimientos encontrados; por un lado hay que reconocer que su arte es pulcro, definido y rico en detalles, por no mencionar que consigue que sus personajes se distingan unos de otros; ¿Cuántas veces no hemos tenido que diferenciar a un chico del otro solo por que su cabello es de diferente color? Bueno, Obana juega incluso con las proporciones faciales, lo que definitivamente es un punto a su favor.

No sé… sus perfiles son raritos

No obstante, uno de los peros que le tengo a sus trazos es que en ocasiones se perciben forzados, ligeramente faltos de fluidez y naturalidad (y ver a sus personajes de perfil me descoloca un poco), pero eso ya es una exageración mía; en general su arte es bonito y sus guiones tan atrapantes que uno termina olvidándose de la peculiaridad de los dibujos.

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En fin, de entrada el argumento parece bastante típico. Nae y Moe son un par de hermanas mellizas que coinciden en la clase de los hermanos gemelos Ken y Takeshi (ojo, mellizos y gemelos no es lo mismo), y ya que las posibilidades de encontrar a otros gemelos en la misma secundaria son más bien escasas, los cuatro se vuelven grandes amigos al instante. Claro que, como en todo shōjo que se precie de serlo, también tenemos una suerte de cuadrado amoroso: Ken y Moe se vuelven novios ignorando que Nae tiene sentimientos por él, mientras que el pobre Takeshi se desvive por esta última a pesar de ser friendzoneado por ella en cada intento.

Aún así, los cuatro disfrutan como pueden de sus días de preparatoria hasta que ocurre la hecatombe: Moe se muere (tranquilos, que esto no es un spoiler), y no solo deja a su novio, su hermana y su mejor amigo sumidos en la más profunda tristeza, sino que además el cuerpo es robado del hospital, así que ni siquiera pueden hacerle un funeral como dios manda.

Oh, bueno, no es la primera vez que un personaje importante se muere en un tebeo ¿Dónde está lo oscuro entonces? Resulta que, después de algún tiempo, los gemelos y Nae se encuentran con una chica asombrosamente similar a Moe. Tal vez solo es alguien que se le parece mucho; pues eso mismo hubiesen pensado ellos de no haber visto que a la chica ¡se le cae un brazo! Lógicamente, debido a que el cuerpo de la hermana fallecida nunca fue encontrado, la escena del brazo desprendido les ha parecido bastante sospechosa, de modo que los tres deciden seguir a la despedazada muchacha para encontrar algunas respuestas.

Así pues, nuestros chicos llegan hasta un misterioso laboratorio que alberga una especie de secta científica cuyo lider, el joven, brillante y excéntrico profesor Koushin, ha encontrado una manera de revivir artificialmente los cuerpos fallecidos al más puro estilo del Dr. Frankenstein. Lo malo es que aquellas prácticas no son lo que se dice lícitas, y como a ahora Ken, Takeshi y Nae saben demasiado, son secuestrados y obligados a trabajar a punta de pistola para aquella secta sin posibilidad alguna de contactar con el exterior.

Descuiden, que aunque parezca que ya les he contado demasiado, en este punto la historia no ha hecho más que empezar (y no, a pesar de las apariencias, esto NO va de zombies). Nuestros protagonistas serán testigos de inquietantes experimentos, clonaciones, manipulaciones, virus mortales, conspiraciones gubernamentales (esperen… ¿Qué?) y toda clase de rarezas mientras buscan la manera de huir de aquel extraño lugar sin enloquecer en el proceso, porque ¿Cómo se puede pensar en escapar del único lugar en donde pueden ver a un ser querido que creían muerto? ¿Está Moe realmente muerta? ¿Está realmente viva? ¡Help!

Además del científico loco, las conspiraciones sectarias, los muertos vivientes (¡Que no! ¡Que no son zombies!) y el escape de una prisión de alta seguridad, esta obra se destaca de los shōjo convencionales gracias a sus personajes, ya que tanto los principales como algunos secundarios están espléndidamente desarrollados y vienen equipados con algún conflicto interno para ser trabajado durante la trama.

Si bien la indiscutible protagonista es Nae, lejos de la heroína abnegada y llorona a la que nos tienen acostumbrados, ella es fuerte, valiente, asertiva e incluso pateará más de un trasero para defenderse a sí misma y a sus dos chicos. Por otro lado Takeshi, al que en un principio nos presentan como el desenfadado y bromista, es quien carga con la responsabilidad de mantener la cordura en el grupo, ya que para su amiga y su hermano, el tener a Moe pululado por ahí actuando como si estuviera viva les afecta lo indecible. El trío lo cierra Ken, quien se lleva la mayor parte de la carga dramática, pues a pesar de ser el gemelo responsable y juicioso, en él veremos el inminente desmoronamiento físico y psicológico que provoca la muerte de un ser querido cuando uno no se permite superar la pérdida.

Y el profesor Koushin también se merece una mención porque, más que un villano, él es un hombre de ciencia y estos suelen justificar sus actos más inhumanos alegando un bien común, no obstante, no es muy frecuente encontrarse personajes tan retorcidos como éste en un shōjo.

Hum… creo que ha llegado el momento de decir que todos los que lograron llegar hasta aquí sin soltar un bostezo se merecen una medalla, porque para tratarse de una obra de solo 3 tomos me estoy extendiendo demasiado, pero es que lo que Partner tiene de corto, lo tiene de intenso.

Ahora bien, la temática principal gira en torno a los dilemas éticos y morales respecto al uso correcto de la ciencia a la vez que juega con la delgada línea que separa lo natural de lo perverso, pero aunque el trasfondo se enfoca más en cómo las personas lidian con la muerte y en el profundo lazo que comparten los hermanos, aquí también podemos encontrar  —de manera más sutil— otros temas delicados como las adicciones (vamos, que no solo hay adicción a las drogas), el fanatismo y el suicidio, de modo que inevitablemente nos encontraremos con numerosas escenas capaces de provocar un nudo en la garganta del más rudo e insensible lector, mientras que a los más sentimentales probablemente les tendrá al borde de las lágrimas la mitad del tiempo.

Pero no crean que todo es suspenso, dolor y venganza, después de todo, esto no es solo un manga «para chicas» (al menos se supone que lo es), sino que además es de Obana, así que por increíble que parezca, el sombrío argumento está cargado con altas dosis de comedia y algo de romance para aligerar un poco las cosas, porque de otro modo esto bien podría pasar por un seinen. Por lo mismo, aunque la obra definitivamente tiene lo suyo, a mi gusto se le pudo sacar mucho más jugo y ciertos eventos se sienten un tanto apresurados, pero esto no compromete la trama en lo absoluto y para tratarse de un shōjo, el resultado final es muy estimulante.

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Si bien esta obra cumple con todos los requisitos para aparecer en la ya empolvada sección de Shōjo sin romance, ciertamente se merecía una entrada para ella sola, pues aún con sus pequeñas inconsistencias (y pese a no ser lo que yo me esperaba) ha conseguido impactarme satisfactoriamente gracias a lo crudo de su argumento, sus arrebatadoras escenas y sus bien trabajados personajes. De modo que, si buscas un título que rompe despiadadamente con la mayoría de los tópicos que solemos encontrar en este género, éste es tu manga.