Rosa de Japón

No sé si a la mayoría le pase, pero para mí el tema de la guerra suele ser bastante escabroso y despierta mi vena sensible. Supongo que puedo tolerarla más cuando se trata de ficción, pero cualquier historia basada en una guerra de la vida real tiende a dejarme despierta por las noches por lo mucho que me hace reflexionar, en especial cuando se trata de la SGM. Libros como Los hornos de Hitler o mangas del tipo de Hadashi no Gen, si bien me parecen lecturas imprescindibles, no me atrevería a aventurarme con ellas una segunda vez por lo afectada que me dejaron.

Por lo mismo, estuve bastante renuente a leerme Rosa de Japón a pesar de las constantes insistencias de mi hermana, quien lo consideró uno de los pocos que han conseguido provocarle un nudo en la garganta  (y ella tiene corazón de piedra); de modo que, aunque no me gusta sufrir, terminé por hacer un trato: ella se leería una recomendación mía y yo una suya.

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• Título: The Japanesse Rose (Rosa de Japón)
• Autor: Rei Kimura
• Año de publicación: 2009
• Género: drama, histórico, militar, romance
• Editorial: Ediciones B

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¿Quién no ha escuchado hablar de los kamikazes? Si bien dicha palabra se debe a una traducción equivocada de kanjis por parte de los estadounidenses (el término correcto en Japón es tokkōtai) y en la actualidad es utilizada de formas varias, al escucharla no podemos evitar pensar en aquellos jóvenes pilotos que, dispuestos a dar la vida por la victoria de su país, se arrojaban con todo y sus cazas contra los portaaviones enemigos al grito de banzai, causando verdadero terror entre las filas aliadas en su momento.

No son pocas las obras que tienen a uno de estos arrojados soldados japoneses como protagonistas, pero aunque una historia narrada por un kamikaze implica que este sobrevivió, supongo a nadie le sorprenderá saber que para los supervivientes de dichos ataques regresar fracasado de su misión suponía un destino mucho peor que perecer en combate. Ahora imaginen que, además de ser un deshonroso paria que le ha fallado a su país, el superviviente también fuese una mujer.

Todo comienza cuando Mayumi Odonera, una joven pero tenaz historiadora, es contratada por un polémico director de documentales de la NHK para que le ayude a investigar los rumores que corren acerca de una mujer que consiguió burlar al ejército japonés y convertirse en piloto kamikaze. Después de muchos intentos y llamadas telefónicas equivocadas, Mayumi finalmente localiza a una anciana que parece responder al nombre de Sayuri Miyamoto, aquella supuesta mujer kamikaze, quien ante la insistencia de la joven termina por acceder a revelar su oscura historia.

Así pues, Sayuri nos llevará de la mano a un viaje al pasado para relatarnos cómo, impregnada del fervor patriótico con el que la propaganda nacionalista inundó su juventud y sedienta de venganza tras la muerte de sus seres queridos, decide burlar el inflexible machismo de aquella época haciéndose pasar por un hombre para convertirse en uno de esos osados aviadores kamikaze que ella tanto admiraba (Díganme la verdad ¿Ustedes también pensaron en Mulan al menos un poco?).

Para echar más leña al fuego, pese que nuestra valiente Sayuri está determinada a servir a su patria a costa de su vida, el amor le llegará en el momento más inoportuno inesperado y la llevará a replantearse el verdadero motivo por el que está irrevocablemente dispuesta a morir, algo que en estos casos dista mucho del suicidio tal y como lo conocemos.

Al tratarse de una historia contada en retrospectiva por la misma protagonista, en cierto punto ya conocemos el final y por lo mismo puede tornarse un poco predecible, no obstante, el cómo y el por qué consiguen generar suficiente curiosidad como para que el lector se mantenga pegado a sus páginas de principio a fin.

Sin embargo, aunque a primera vista podría parecer que la obra va de poder femenino, el verdadero plato fuerte viene con el crudo vistazo que nos regala de un Japón en pleno tiempo de guerra, algo pocas veces mostrado desde ámbitos tan distintos. Gracias al largo camino que Sayuri recorre desde su aldea natal hasta los campos de entrenamiento en Tokio, conoceremos no sólo el punto de vista de los soldados, sino de los mismos civiles, cada cual con posturas de lo más variadas sobre la difícil situación que atraviesa su país. Por no mencionar que ayuda a esclarecer un poco la controvertida ideología nacionalista japonesa que tanto dio de qué hablar en aquel entonces y que aún hoy en día resulta difícil de comprender para muchos occidentales.

Rei Kimura, la autora, es una fantástica todologa que, además de oficiar como abogada y periodista, ha encontrado una nueva pasión en la escritura de novelas, todas ellas con el común denominador de contar con protagonistas y sucesos basados en historias verdaderas que por una u otra razón se han mantenido en secreto. Es por esto que uno puede evitar suponer que el personaje de Mayumi Odonera está basado en ella misma y en su experiencia al buscar información para ésta obra, a la vez que nos hará preguntarnos si en verdad existió una mujer kamikaze.

Por si fuera poco, la prosa de Kimura es sumamente ágil y accesible, y por lo tanto, increíblemente fácil de leer (con ganas, uno puede terminar fácilmente Rosa de Japón en una o dos tardes).

Claro que, pese a todas sus virtudes, esta obra no se salva de tener unas cuantas falencias, y aunque pocas, a momentos impiden disfrutar la lectura al 100%.

Aunque se trata de una novela, en ocasiones asemeja más a un texto académico por estar relatado de forma sumamente impersonal, lo que dificulta un poco sentir genuina empatía por los personajes, incluyendo a la misma protagonista. Son realmente pocas las veces en las que uno percibe la pasión, el odio, el amor, los deseos de venganza e incluso cuesta sentir tristeza por la muerte de algún personaje debido a la falta de detalle en la narración de ciertos sucesos.

Pero lo que sin duda me causó mayor problema —y esto es más bien un problema de edición— es que ¡No tiene un solo pie de página! Sé que estos brillan por su ausencia en la mayoría de las novelas, pero al ser esta una obra japonesa, con cultura y costumbres tan distintas de la nuestra, las aclaraciones eran verdaderamente necesarias. Que de golpe te salgan palabras como senninbari, Yasukuni, Kenpeitai, seppuku, izayaka o incluso un insignificante mushi-mushi, un onsen o un sufijo honorífico resultan desconcertantes si no vienen con al menos una pequeña definición, así que quienes no estén muy versados en la cultura japonesa (y me incluyo, a pesar de conocer previamente algunos términos) echarán en falta tener el buscador de google a la mano.

Después de esto podría parecer que no me ha gustado, pero aunque sus puntos flacos lo son demasiado para mi gusto, estos se compensan con creces gracias a la riqueza histórica que llena sus páginas, sin mencionar que, pese a la relativa falta de empatía que muestran los personajes, cuenta con momentos que efectivamente consiguen provocar sendos nudos en la garganta y arrebatadoras escenas dignas de leerse escuchando Kimi ga yo a todo volumen.

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Si bien este título no terminó de encantarme, definitivamente lo recomendaría fervientemente no solo a aquellos que disfrutan de obras históricas o que busquen un descarnado relato de la Segunda Guerra Mundial, sino a todo el mundo. Su fácil lectura, los sorprendentes pasajes que muestra del Japón de aquella época y el acercamiento a su particular cultura suponen una verdadera delicia.