Abril Retro Vol. IV

Finalmente llegó la última de las cucharadas de nostalgia que a la madriguera le dio por repartir este mes. Sé que han sido bastantes, pero descuiden, que justo hoy celebramos por acá el Día del Niño, así que a partir de mañana dejaré de bombardearlos con tanta añoranza y series de la infancia. Y claro, si es la primera vez que escuchan de Abril Retro y quieren saber más, no duden en pasarse por aquí, por aquí y por acá también.

Pero antes que otra cosa suceda, de nuevo debo disculparme ¿Y ahora por qué? Bien, a pesar de haber probado numerosos remedios, parece que el señor insomnio todavía no quiere dejarme en paz y por lo mismo he estado un poco menos espabilada que de costumbre, y por si fuera poco, como mi computadora pasó a mejor vida me he visto obligada a depender únicamente de mi tablet para estar al pendiente de la madriguera. Pues bien, ya fuese por la falta de sueño o porque aún no entiendo del todo cómo rayos funciona WordPress desde la condenada tablet, ésta misma entrada fue publicada hace un par de horas ¡Sin estar terminada!

Así me puse cuando me di cuenta, con ojeras y todo

Dios… Y lo peor es que, al notar que la entrada incompleta estuvo circulando por ahí al rededor de una hora, entré en pánico y la borré, por lo que tuve que reescribirla en tiempo récord para que pudiese ser publicada al menos durante las últimas horas de abril (porque de otro modo tendría que cambiar el título a Mayo Retro y pues ya no sonaría bonito), así que es probable que de momento no vaya a leerla ni dios.

Como bien dice Marge Simpson: «En un momento así, sólo se puede reír«, sin embargo todavía me siento increíblemente apenada por este descuido y a todos aquellos que tuvieron la mala suerte de leer aquel estropicio les mando mis más sinceras disculpas.

En fin, ya saben que cuando hago alguna lista siempre hago trampa y termino haciendo menciones especiales, esta vez porque ya no quedaba espacio para hablar de ellas; aún así, gracias a Duelo Xiaolín (Jack Spicer, mi amor), Fenomenoide (Sigo pensando que un vs. entre éste lunático y Deadpool haría explotar el mundo), Los Moomin (Cutness overload!), Kim Posible (¡Toma eso, friendzone!) y Samurai Jack (lo amo, pero como lo vi hasta la universidad no puedo considerarlo como cartoon de la infancia) por hacer todavía más memorables aquellos años.

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ROCKET POWER

Al igual que con Las Chicas Superpoderosas en la entrada pasada, pensé en mencionar una sola serie para que fungiera como representante de los clásicos de Nickelodeon, pero aunque me hubiera encantado darle el lugar a mi querido cabeza de balón, a los adorables Tommy y Carlitos o incluso al que vive en una piña debajo del mar, en mis años mozos siempre me incliné más por Rocket Power (Mátenme).

Sé que no es ninguna maravilla: sus protagonistas estaban un poco estereotipados, los capítulos eran algo repetitivos y aquellas epilépticas frases que aparecían de pronto en medio de alguna escena eran sumamente ridículas; vamos, que al lado de las otras series mencionadas ésta resultaba un tanto floja, sin embargo a mí me entretenía lo indecible. Pese a que nunca he sido de deportes y mucho menos de deportes extremos, me encantaba ver a Otto y sus amigos surfeando, patinando y metiéndose en problemas (que no fueran chicos del todo bien portados le daba cierto realismo), sin mencionar que en cada episodio esperaba con ansias la frase hawaiiana de Tito. Y ya que estamos, puedo decir que Twister aún es de mis personajes animados favoritos.

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HOMBRES X: EVOLUCIÓN (X-MEN: EVOLUTION)

Estoy consciente de que nadie que se viese antes a los X-Men originales diría que prefiere a los pubertos de Evolution, pero no creo ser la única que se interesó en los mutantes gracias a esta serie. Admito que llegué a ver bastantes capítulos de la serie noventera (por extraño que parezca, mi madre no se perdía ni un capítulo), pero en su momento los señores treintones y musculosos enfundados en spandex no me llamaban demasiado porque yo era más de ponys. No obstante, ver de nuevo aquellos mismos mutantes más jóvenes, con un diseño más estilizado, una animación mucho más fluida y viviendo situaciones cotidianas además de combatir a los malos consiguió atraer mi atención de inmediato.

Claro que una vez que me aventuré en el mundo de los cómics descubrí que la serie tenía más bien poco que ver con lo que mostraban las viñetas, sin embargo contaba con sus buenas dosis de acción y comedia, tuvo algunos capítulos memorables y fue aquí en donde conocí a la que se convertiría en mi mutante consentida, así que aunque reconozco la calidad de la serie original, yo le guardo un poquito más de cariño a los dramáticos adolecentes de Evolution.

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ANIMANIACS

Si bien nunca la consideré dentro de mis favoritas, en realidad nunca pude resistirme a esta serie por tener de todo: humor absurdo, chistes inteligentes, referencias sociales, históricas y culturales, canciones extremadamente pegadizas (¿Quién no recuerda la genial canción de los países de Yako? ¿Y quién no siente el viejazo al notar que la mitad de los países que nombra ya cambiaron o dejaron de existir?), la más divertida y variada galería de personajes e incluso tenía una que otra secuencia educativa, así que bien podía (y aún puede) entretener fácilmente a personas de todas las edades.

Supongo que uno de sus puntos fuertes eran sus segmentos cortos, ya que si no nos gustaba alguno no teníamos que esperar mucho para ver el siguiente. Y hablando de segmentos, sería un crimen no mencionar, además de los hermanos Warner —y la hermana Warner, Dot— a Pinky y Cerebro, Slappy, Kikiri Boo, el Mimo Buena idea/Mala idea, Katy Kaboom o Mandy y Botones, a quien, por cierto, mi perro debe su nombre. Todos memorables.

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LAS TORTUGAS NINJA (TEENAGE MUTANT NINJA TURTLES)

Una de las bizarradas más geniales y exitosas de todos los tiempos. Hay que reconocer que el concepto de cuatro tortugas gigantes-humanoides-adolecentes criadas por una rata también humanoide y que combaten el crimen es algo que inlcuso sobrepasa la absurdez, pero no nos importaba (ni nos importará jamás); las tortugas eran geniales con todas sus letras. 

Qué más daba que vivieran en las alcantarillas ¡Eran ninjas! Peleaban con katanas y tenedores gigantes (mejor conocidos como sais), vivían a base de pizza, tenían su propia camioneta, un sentido del humor de lo más divertido y al ser adolecentes no costaba trabajo que nos sintiéramos identificados con ellos. Y cómo olvidar sus antifaces, que si bien no les ayudaba en lo absoluto a ocultar su identidad, a los más pequeños nos facilitaba identificar a cada uno; cuando yo era pequeña, a pesar de saberme el nombre de todos, en realidad yo sólo sabía que mi favorito era el rojo (el badass Rafael).

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CHIP Y DALE RESCATADORES (CHIP ‘N DALE RESCUE RANGERS)

Una de las primeras series que recuerdo haber seguido de niña. En realidad los conocía desde que no eran más que unos cortos de un par de ardillas traviesas que vivían en un árbol en el bosque, pero cuando comenzaron a vestirse como Indiana Jones y Magnum para resolver misterios ayudados de la inteligente Gady (soberbio el detalle de que la sabelotodo no fuese una nerd con gafas, sino la chica linda del grupo), el adicto al queso Monty y la mosca (?) Zipper, me enganché de verdad y no me los perdía a la hora de comer. Por más ridículos que parezcan un montón de roedorcitos detectives, resultaron ser de lo más entretenidos.

Oh, y debo decir que este es uno de los pocos casos en donde prefiero la intro de España por encima de la versión latina. Por alguna razón, aquí llegaron a transmitir varios capítulos con la intro en castellano y todavía recuerdo el shock de escuchar Chip y Chop en lugar de Chip y Dale, pero eventualmente terminó por gustarme más aquella bonita voz femenina. Y por si fuera poco, también llegué a coleccionar sus figurillas de las alguna vez mencionadas cajitas Sonrics.

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LIGA DE LA JUSTICIA (JUSTICE LEAGE)

Y, por supuesto, había que dejar lo mejor para el final. Fantástica, clásica, espléndida, sofisticada, maravillosa… podría llenar un párrafo entero sólo con adjetivos para describir lo notable que es esta serie y aún así no alcanzaría a hacerle justicia. Si no me creen, basta con que vean la secuencia de apertura ¿Habían visto alguna vez algo más épico? Esas siluetas caminando en el horizonte, esa música, uf… soberbio. Si bien estuvo fuertemente influenciada por las exitosas series animadas de Superman y Batman, tanto Justice Leage como su secuela Unlimited (se supone que son aparte, pero siempre las he considerado una sola) lograron destacar por méritos propios.

Es que no solo eran un montón de superhéroes salvando el día y sus capítulos no solo se dedicaban a regalarnos escenas llenas de acción y dinamismo, sino que también contó con un excelente desarrollo de personajes y un argumento sólido e inteligente lleno de episodios memorables que consiguió atraer a niños y adultos por igual (incluso me atrevería a decir que la disfruto más ahora que soy mayor); sin mencionar que fue la culpable de que decidiera incursionar en el mundo de los cómics y de que me enamorara perdidamente de Wally West. Vamos, tiene tanta calidad que dudo que exista alguna serie de superhéroes que no aspire a ser como ésta.

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¡Misión cumplida! Faltan 20 minutos para que sea mayo, así que aún puedo titular la entrada como Abril Retro y, como todo, esta sección ha llegado a su fin. No se olviden de comentar si hubo algún cartoon que no fue mencionado y que todavía les provoca un  subidón de nostalgia.

De nuevo lamento si alguno llegó a encontrarse con aquella condenada entrada incompleta (prometo poner más atención) y espero que hayan disfrutado esta sección tanto como yo lo hice escribiéndola.