Happee birthdae!

Bien dicen que los años no pasan en vano. Yo, por ejemplo, solía ser buenísima para recordar las fechas especiales; no necesitaba de ninguna clase de aviso ni tachar el calendario para saber el cumpleaños de mis amigos y familiares e incluso solía ser la primera en felicitarles. Pero todo cambió cuando la nación del fuego atacó. Llegó la carrera, el trabajo, la maldita tesis y entonces mi cerebro se tuvo que dividir en tantos pedazos que ahora todas mis felicitaciones de cumpleaños tienden a estar acompañadas de un «mejor tarde que nunca». Doy pena, lo sé.

Aún así, me parece imperdonable que me haya olvidado por completo del cumpleaños de la madriguera. ¿No les dije? ¡La madriguera acaba de cumplir un año de vida!

CAN’T STOP SMILING!!

En realidad el cumpleaños fue a principios de mayo, pero ya no es ninguna novedad comentar por aquí que mi vida está hecha un caos y que ni siquiera con la oportuna notificación del buen WordPress me di cuenta a tiempo.

¿Pero a quién le importa eso?

Haber mantenido vivo este espacio durante todo un año es un logro que nunca creí conseguir y no me alcanzan las palabras para agradecer todo el apoyo que he recibido este estupendo año, sin mencionar, claro, que esta experiencia ha superado con creces todas y cada una de mis expectativas.

Todavía recuerdo el sudor frío y la inquietud que me invadieron cuando, con una mano temblorosa, le di click al botón para publicar la primera entrada, lo desorientada que me sentía al ver todos esos fascinantes autores con sus bitácoras bien consolidadas mientras que la mía daba apenas sus primeros y torpes pasos en este universo, lo nerviosa que me puse al comentar por primera vez en los blogs más veteranos, y si bien creé este espacio sin muchas pretensiones, admito que me desesperaba bastante ver mis primeras entradas vacías y sin visitas ¡Era como ser la nueva de la clase! 

No obstante, pese a mi pesimismo inicial, la gente resultó ser lo que le sigue de maravillosa y todos me recibieron con los brazos abiertos. Sé que las bobadas el contenido que comparto no es ni la mitad de bueno que debería, que no he sido ni la mitad de constante que me gustaría y que aún me queda mucho por aprender, pero saber que hay tanta gente que se toma la molestia de dedicarle unos minutos de su tiempo a pasarse por aquí (para algunos parecerá poco, pero ciento y pico de conejos en la madriguera a mí me parece un montón) me llena de una manera inexplicable, así que una vez más infinitas gracias a todos los que leen las sandeces que escribo. Son mis héroes.

Y bueno, lo que me hubiera gustado organizar algo especial para esta notable ocasión, sin embargo yo soy un completo cero a la izquierda cuando de episodios especiales se trata y el tiempo no ha sido muy simpático conmigo últimamente, de modo que, sin ánimos de cargarles mucho la mano, si alguien tiene alguna sugerencia de cómo celebrar el cumpleaños de la madriguera —una proposición, un evento, algo que les gustaría saber o ver por aquí, incluso un consejo para mejorar—, yo estaré encantada de recibirlas.

Por ahora lo único que puedo regalarles es una entrada cortita
(what?!), que por alguna razón hoy las palabras no me salen tan fluidamente como siempre, así que me despido no sin antes agradecer una vez más a todos y cada uno de ustedes por hacer de este un año fantástico. Espero que sigan acompañándome muchos más.

Oh, y aquí viene un pequeño dato curioso. Resulta que esta entrada resultó ser la número 50 de la madriguera ¿Podía ser más perfecto?