Más opiniones impopulares

No hay nada como un buen tag para hacer más llevaderos los lapsus increativitus. Últimamente la inspiración no me llega como debería y nada de lo que escribo me parece decente, así que ha llegado la hora de una segunda tanda de opiniones impopulares (cuya primera parte pueden encontrar aquí), ya que si bien no es el tema más interesante, viene perfecto para mantener el tráfico desahogarse un rato.

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A toda madre

Como seguro ya se habrán dado cuenta, uno de mis más asombrosos talentos es llegar tarde para todo; citas, cumpleaños, hasta días feriados, nada está a salvo de la impuntualidad de Mishusina. Esto no significa que me haya olvidado por completo del renombrado Día de las Madres (el cual celebramos el 10 de mayo por estos lares), sin embargo aunque comencé hace algunos ayeres una entrada especial para dedicar a la mujer más importante de nuestras vidas, por ciertas cuestiones que incluyen la falta de internet, problemas de salud y bastante desidia no conseguí terminarla hasta ahora.

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Happee birthdae!

Bien dicen que los años no pasan en vano. Yo, por ejemplo, solía ser buenísima para recordar las fechas especiales; no necesitaba de ninguna clase de aviso ni tachar el calendario para saber el cumpleaños de mis amigos y familiares e incluso solía ser la primera en felicitarles. Pero todo cambió cuando la nación del fuego atacó. Llegó la carrera, el trabajo, la maldita tesis y entonces mi cerebro se tuvo que dividir en tantos pedazos que ahora todas mis felicitaciones de cumpleaños tienden a estar acompañadas de un «mejor tarde que nunca». Doy pena, lo sé.

Aún así, me parece imperdonable que me haya olvidado por completo del cumpleaños de la madriguera. ¿No les dije? ¡La madriguera acaba de cumplir un año de vida!

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Abril Retro Vol. IV

Finalmente llegó la última de las cucharadas de nostalgia que a la madriguera le dio por repartir este mes. Sé que han sido bastantes, pero descuiden, que justo hoy celebramos por acá el Día del Niño, así que a partir de mañana dejaré de bombardearlos con tanta añoranza y series de la infancia. Y claro, si es la primera vez que escuchan de Abril Retro y quieren saber más, no duden en pasarse por aquí, por aquí y por acá también.

Pero antes que otra cosa suceda, de nuevo debo disculparme ¿Y ahora por qué? Bien, a pesar de haber probado numerosos remedios, parece que el señor insomnio todavía no quiere dejarme en paz y por lo mismo he estado un poco menos espabilada que de costumbre, y por si fuera poco, como mi computadora pasó a mejor vida me he visto obligada a depender únicamente de mi tablet para estar al pendiente de la madriguera. Pues bien, ya fuese por la falta de sueño o porque aún no entiendo del todo cómo rayos funciona WordPress desde la condenada tablet, ésta misma entrada fue publicada hace un par de horas ¡Sin estar terminada!

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Abril Retro Vol. III

A riesgo de aburrir a más de uno con tanta nostalgia, aquí llega la tercera y penúltima parte de la recién nombrada sección (al parecer aquí las secciones son consideradas como tal mucho después de nacer) Abril Retro, cuyas predecesoras pueden encontrar aquí y aquí. Nunca imaginé que estas entradas fuesen a gustar tanto, así que millones de gracias a todos los que se han pasado a leer los volúmenes anteriores.

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Abril Retro Vol. II

Entiendo si varios de ustedes (ejem, Kenshiro, ejem) empiezan a temer el fin del mundo por esta lluvia de entradas continuas tan poco comunes en la madriguera, pero pese a que mi tiempo libre ya no es tanto como a principios de mes, les quiero dejar aquí otra pequeña dosis de nostalgia para el niño que todos llevamos dentro (por alguna razón, detesto esa frase). En caso de que  la curiosidad les quite el sueño, aquí pueden ver la primera parte.

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Rosa de Japón

No sé si a la mayoría le pase, pero para mí el tema de la guerra suele ser bastante escabroso y despierta mi vena sensible. Supongo que puedo tolerarla más cuando se trata de ficción, pero cualquier historia basada en una guerra de la vida real tiende a dejarme despierta por las noches por lo mucho que me hace reflexionar, en especial cuando se trata de la SGM. Libros como Los hornos de Hitler o mangas del tipo de Hadashi no Gen, si bien me parecen lecturas imprescindibles, no me atrevería a aventurarme con ellas una segunda vez por lo afectada que me dejaron.

Por lo mismo, estuve bastante renuente a leerme Rosa de Japón a pesar de las constantes insistencias de mi hermana, quien lo consideró uno de los pocos que han conseguido provocarle un nudo en la garganta  (y ella tiene corazón de piedra); de modo que, aunque no me gusta sufrir, terminé por hacer un trato: ella se leería una recomendación mía y yo una suya.

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